Poder sin democracia

Resulta infantil recordar aquella fantasía, verdadera trufa del emperador que mandó inspeccionar su reino para encontrar al hombre feliz, a lo moderno una empresa importante llevó a cabo una amplia consulta. Los emisarios recorrieron las vastas heredades y concluyeron que el hombre con el que habían dado era un señor que no tenía ni siquiera una camisa para vestirse.

A los ojos de la historia política del mundo no puede haber un buen poder sino cuando lleva como implícitas la conciencia y la tarea para mejorar las condiciones de los menos dotados. Porque el poder se envuelve de tal manera en sí mismo que sigue los intereses privados, ajenos al pueblo. Sobre todo en estos tiempos de los medios electrónicos controlados por los caciques asociados a los políticos, las promesas son el fruto constante de las noticias que desfiguran el estado de la nación.

Esto es, que la calidad de la información enlazada a los medios electrónicos es una avanzada completa de que se están realizando las promesas y que el panorama del futuro es como el que pintaba fray Domenico Cavalca (en la Edad Media), cuando la Tierra era color de rosa en sus vidas de santos.


Así pues, la democracia en ciernes de nuestro México es el ronroneo cansino del anuncio del gobierno y su publicidad mintiendo sobre que la miseria se está reduciendo. Las cifras de la población que debe incorporarse al trabajo año con año son falseadas por las secretarías del gabinete: a veces son de 800 mil y otras de un millón, y en ninguna ocasión se ha mencionado las bajas constantes de los trabajadores que no están sujetos a las condiciones laborales del Seguro Social y los impuestos.


Ciertamente que ninguna nación puede ser llevada al progreso si no está acompañada de un buen gobierno. Pero las sociedades han sido a lo largo de la historia controladas por diferentes tipos de autoridades y subsisten hasta ahora las dinastías hereditarias, los reyes y también los gobiernos acuñados por el robo del voto y el de los caciques que se imponen por la fuerza o el ejercicio de las armas.


El invento de la democracia que fue concebido por los griegos no tuvo realización, y fue sólo en tiempos del siglo XVIII con la Revolución Francesa cuando surgieron las llamadas “democracias del pueblo” que asesinaron a los emperadores y a los reyes.


El cambio logrado en México con la pérdida electoral del partido oficial el PRI, en el año 2000, nos hizo creer que habíamos entrado a la era del cambio y nos acercábamos al principio de la democracia.


Al cabo de siete años de un partido que fue oposición durante 61 años, el llamado PAN que se convirtió desde los 80 en el NEOPAN, estamos viviendo la experiencia de que no sólo hay un retraso fatal en la cultura política, sino que hay una irresponsabilidad de los movimientos políticos y simultáneamente de los llamados grandes movimientos sociales que se convirtieron bien pronto en cooperadores del gobierno corrupto. Sobresale un gran menosprecio de los ciudadanos mexicanos por las instituciones que se crearon a lo largo del siglo XX, que acumulan mayor gravedad de errores en el llamado gobierno panista, que no solamente es el Poder Ejecutivo, sino el Legislativo y el Judicial.


Capítulo altamente ilustrativo ha sido el de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que en menos de un año cayó de la excelsitud a la ignominia, sólo para salvar al gobernador del estado de Puebla, quien vilipendió a la periodista Lydia Cacho, gobernador que se da el lujo de burlarse de los medios de información pública.

By Jorge Eugenio Ortiz Gallegos